¿Cómo pasó de ser un niño granjero a fundar el imperio de autos más grande del mundo? En este video, conoceremos la vida de este visionario que lo desafió todo y creó un imperio con el icónico Modelo T. Ponte cómodo y descubre cómo Henry Ford redefinió la industria y se convirtió en una leyenda.
Los inicios
Nacido en una familia de granjeros en 1863 en Dearborn, Michigan, Henry Ford parecía destinado a seguir los pasos de su padre y hacerse cargo del negocio familiar. Sin embargo, desde pequeño, su mente inquieta y su pasión por la mecánica lo alejaban del trabajo en la granja.
A los 12 años, su padre le regaló un reloj de bolsillo. Lo que para muchos sería un simple juguete, para Henry se convirtió en un objeto de estudio. Con una destreza sorprendente, desmontó el reloj pieza por pieza, aprendiendo a identificar cada componente y su función. En poco tiempo, Henry no solo pudo armar y desarmar el reloj con facilidad, sino que también comenzó a reparar relojes de vecinos y familiares. Esto lo convirtió en una pequeña celebridad local, apodado el "reparador de relojes".
A los 13 años, tuvo la oportunidad de asistir a una feria local donde se exhibía una máquina de vapor. El poder y la complejidad de este ingenio cautivaron por completo a Henry. Pasó horas observando cada detalle de la máquina, tratando de comprender cómo funcionaba y qué la hacía tan poderosa. A partir de ese momento, se dedicó aún más a explorar el mundo de la mecánica, experimentando con mecanismos como molinos y cualquier máquina que cayera en sus manos.
A los 15 años, participó en una excursión escolar a Detroit, la ciudad que sería el centro de la naciente industria automotriz. Al caminar por las calles llenas de talleres mecánicos y ver los primeros autos rudimentarios circulando, Henry quedó cautivado.
Inspirado, decidió construir su propio motor. Con herramientas muy básicas y mucha determinación, trabajó sin parar en su proyecto. Utilizando piezas de chatarra y materiales reciclados, logró dar vida a un pequeño motor a vapor que funcionaba de manera rudimentaria. A partir de ese momento, supo que su futuro estaba en el mundo de la mecánica y la innovación.
Asistió a la escuela primaria local hasta los 15 años. Sin embargo, su mente inquieta y su poco interés en las materias académicas lo llevaron a abandonar la educación formal. Para Henry, la verdadera escuela estaba en el mundo real.
Su odio por la granja era evidente, y su padre, William Ford, lo veía con preocupación. Las discusiones entre ambos eran frecuentes, ya que William no comprendía la pasión de su hijo por las máquinas.
A los 16 años, Henry Ford sufrió una de las pérdidas más dolorosas de su vida: la muerte de su madre, Mary Ford. Ella era su pilar fundamental, su confidente y la única razón por la que aún seguía en la granja. Luego de esto, Henry sintió que no tenía más ataduras a la vida rural. Su odio por la granja, que ya era grande, se intensificó.
Así que abandonó definitivamente la escuela y se mudó a Detroit, la cuna de la industria automotriz en ciernes. Allí, comenzó a trabajar como aprendiz de mecánico, absorbiendo todo lo que podía sobre el funcionamiento de los motores y el diseño de los autos.
No fue fácil para el joven Ford encontrar un trabajo en una ciudad llena de hombres con más experiencia que él. Sin embargo, logró conseguir un puesto como aprendiz en James Flower & Brothers Machine. En esta empresa, comenzó a trabajar largas horas por un salario de 2.60 dólares a la semana. A pesar de las condiciones modestas, estaba entusiasmado por la oportunidad de aprender y adquirir experiencia en el mundo de la industria.
Pero Henry se enfrentó a la dificultad de pagar la renta de su habitación. Su salario no era suficiente para cubrir sus gastos básicos. Por lo que decidió tomar un trabajo nocturno como joyero. Durante seis horas cada noche, seis días a la semana, se dedicaba a limpiar y reparar relojes, ganando 3 dólares adicionales.
A la edad de 19 años, Henry regresó a su casa familiar por un corto período. Mientras vivía allí, su padre compró una máquina de vapor para facilitar las tareas agrícolas. Él pasaba horas observando la máquina de vapor, estudiando sus mecanismos y tratando de comprender su funcionamiento. Su padre le enseñó los principios básicos de la operación y el mantenimiento de la máquina. Henry aprendió rápidamente y, pronto, se convirtió en un experto en la máquina de vapor. Su habilidad era tal que incluso un vecino le pagó 3 dólares para reparar la suya.
Máquinas de vapor
Su fama como experto llegó a oídos de Westinghouse Engine Company, una empresa líder en la fabricación de máquinas de vapor con sede en Schenectady, Nueva York. Impresionados por su reputación, decidieron contratarlo. Su trabajo consistía en viajar por todo Michigan reparando e instalando máquinas de vapor de la empresa.
En el 85, Henry Ford conoció a Clara Jane Bryant, una joven de 19 años. La atracción fue inmediata y ambos se enamoraron rápidamente. Al año siguiente, se casaron en una ceremonia sencilla. Como regalo de bodas, su padre le dio 40 acres de tierra. En ese momento, la mayoría de las personas habrían esperado que Henry usara la tierra para construir una granja o una casa familiar. Sin embargo, él tenía otros planes. La tierra que le había dado su padre era el lugar perfecto para construir un taller mecánico donde podía poner en práctica sus ideas.
Luego se mudaron a Detroit, Michigan, buscando nuevas oportunidades. Fue allí donde Henry, mientras leía una revista, se encontró con un artículo sobre el motor de gasolina, un invento del ingeniero alemán Nikolaus Otto. El motor de gasolina era mucho más eficiente y potente que el motor de vapor, que era la tecnología dominante en ese momento. Obsesionado con esto, Henry se dedicó a estudiar y experimentar en su taller mecánico.
Un día, mientras buscaba piezas para su motor, se encontró con un hombre que tenía uno en funcionamiento. Sin embargo, este hombre no comprendía cómo funcionaba el motor, solo sabía que una chispa era necesaria para que funcionara. Henry no tenía conocimientos de electricidad, por lo que decidió buscar trabajo en una empresa relacionada.
Consiguió un trabajo como ingeniero nocturno en Edison Illuminating Company en Detroit por un salario de 40 dólares al mes. La empresa utilizaba máquinas de vapor para generar electricidad, y su trabajo consistía en reparar y mantener los motores. El trabajo no era continuo, durante las horas en que los motores funcionaban correctamente, Henry tenía tiempo libre. Aprovechando este tiempo, se dedicó a aprender todo lo que pudo sobre la electricidad.
En 1893, nació su hijo, Edsel Bryant Ford. La llegada de Edsel llenó de alegría el hogar y marcó un nuevo capítulo en su vida familiar. Solo tres meses después de la llegada de Edsel, Henry recibió un reconocimiento importante en su trabajo. Fue ascendido al puesto de ingeniero superior en Edison Illuminating Company, lo que significó un aumento significativo en su salario, pasando de 40 dólares a 100 dólares.
Pero el mayor logro de Henry en ese año fue la creación de su primer motor de gasolina en funcionamiento. Trabajando incansablemente en su taller mecánico, finalmente logró poner en marcha un motor que funcionaba con gasolina.
Su primer auto
El 4 de junio de ese año, a la 1:30 de la madrugada, Henry Ford completó la construcción de su primer auto de gasolina en su taller mecánico en Detroit. Este vehículo, conocido como el Cuadriciclo, fue un prototipo rudimentario pero revolucionario. Era la primera vez que un vehículo era impulsado por un motor de gasolina de manera exitosa.
Tenía un motor monocilíndrico de 4 caballos de fuerza, un marco tubular y cuatro ruedas de madera maciza. Sin embargo, este vehículo no era perfecto. Henry pronto identificó algunos problemas que requerían atención. El Cuadriciclo no tenía frenos, tampoco podía ir en reversa. Además, el motor tendía a sobrecalentarse.
Pero lejos de desanimarse, vio estos problemas como una oportunidad para mejorar su diseño. Con su mente inquisitiva y su espíritu innovador, se dedicó a trabajar en soluciones. Realizó modificaciones que solucionaron los problemas iniciales del Cuadriciclo y lo convirtieron en un vehículo más confiable y seguro.
Con su Cuadriciclo mejorado, participó en varias carreras y exposiciones, atrayendo la atención del público y despertando el interés de potenciales inversores. Un año después de la creación del Cuadriciclo, decidió venderlo por 200 dólares. Este dinero lo utilizó para financiar su siguiente proyecto.
Con el apoyo del alcalde de Detroit, William Thompson, quien le brindó financiamiento y espacio en una antigua fábrica de vagones, Henry comenzó la construcción de su segundo auto experimental.
Este nuevo vehículo, completado en julio del 99, representó un avance significativo. Era más grande, pesado y resistente, con un motor de dos cilindros y una velocidad máxima de 30 millas por hora. También incorporó varias innovaciones técnicas, como un sistema de transmisión mejorado y una suspensión más robusta. Este logro atrajo la atención de inversores y empresarios que vieron el potencial de las ideas de Henry Ford.
Con la ayuda de William Murphy, un amigo, mecánico y un hombre de negocios, Henry Ford llevó a cabo una prueba de manejo de su segundo auto experimental. Murphy quedó tan impresionado con el vehículo que quiso formar parte de la empresa comercial de Ford, la Detroit Automobile Company. Esta empresa se convirtió en el primer intento serio de Henry por producir y comercializar automóviles.
Sin embargo, sus ideas para mejorar su auto no coincidían con las de los inversionistas, quienes buscaban automóviles de pasajeros. Además, la empresa enfrentaba dificultades de producción. Las piezas del auto se fabricaban en diferentes compañías, lo que generaba retrasos y pausas en la producción.
El vehículo, conocido como el Delivery Wagon, tardó seis meses en fabricarse y solo se produjeron 20 unidades en los dos primeros años. Las ventas fueron bajas y la empresa no estaba satisfecha con el rendimiento del vehículo. Ante esta situación, Henry fue despedido. Fue un duro golpe, pero no perdió la esperanza.
Autos de carrera
Decidió dedicarse a los autos de carrera, ya que este deporte estaba ganando popularidad en los Estados Unidos y ofrecía un escenario ideal para mostrar los vehículos. Henry comenzó a diseñarlos y construirlos y participó en varias competiciones.
En ese contexto, se presentó una oportunidad única: la carrera del Challenge Cup. En este evento, Henry Ford, al volante de su auto de carreras de 26 caballos de fuerza, se enfrentaba contra Alexander Winton, el piloto más destacado de la época cuyo auto era considerado superior al de Ford. En una competencia reñida, Ford logró superar a Winton y obtener la victoria.
Esto no solo demostró la capacidad de Ford para crear autos rápidos y confiables, sino que también generó un gran revuelo mediático y atrajo la atención de inversionistas que antes dudaban de su proyecto.
La creación Motor Ford Company
En 1903, a los 40 años, fundó la Ford Motor Company, con él mismo como ingeniero jefe de la empresa. Tenía la responsabilidad de supervisar el diseño y la producción de los automóviles. Sin embargo, su enfoque comenzó a generar tensiones con algunos de los inversionistas. Ellos querían que Ford se concentrara en la producción de autos de pasajeros más convencionales y accesibles para el público. Por lo que incorporaron a Henry Martyn Leland como gerente general.
Leland era un ingeniero experimentado con una amplia trayectoria en la industria automotriz. Él se encargaba de la gestión diaria de la empresa, la organización de la producción y la satisfacción de los inversionistas. Henry Ford, quien se mantenía como ingeniero jefe, comenzó a sentirse limitado en su libertad creativa y en su control sobre la empresa.
Las diferencias entre Henry y los inversionistas se intensificaron y en un momento de gran tensión, tomó la decisión de abandonar la Ford Motor Company. Se dice que estaba tan enojado por la situación que renunció con la frase: "Renuncio, decidido a nunca más ponerme bajo órdenes".
Luego de eso la empresa cambió de nombre a Cadillac Motor Company. Nombre elegido en honor al fundador de la ciudad de Detroit.
La creación del modelo T
Convencido de su visión, buscaba nuevas oportunidades para demostrar su talento y captar la atención del público. Así que se asoció con Tom Cooper, un ex ciclista y mecánico experimentado. Juntos, fundaron la Henry Ford Company, una empresa dedicada al diseño y construcción de autos de carrera.
En 1902, Ford y Cooper presentaron al mundo una creación revolucionaria: el Ford 999. Un auto de carreras, equipado con un motor de 80 caballos de fuerza, algo nunca antes visto en la época.
Para conducir este poderoso vehículo, Ford y Cooper buscaron a un piloto. su elección recayó en Barney Oldfield, un ex corredor de bicicletas con gran destreza y audacia. Oldfield, quien nunca antes había conducido un auto, aceptó el reto con entusiasmo.
El debut de Oldfield al volante del Ford 999 fue un éxito rotundo. El auto cautivó al público con su potencia y rendimiento. La dupla de Ford, Cooper y Oldfield se convirtió en una sensación en el mundo de las carreras.
Su pasión por la velocidad los impulsaba a crear autos cada vez más potentes y veloces. Ford y Barney Oldfield, se embarcaron en un nuevo desafío: romper el récord de velocidad terrestre. Para ello, desarrollaron una versión aún más avanzada del Ford 999, equipada con un motor de 100 caballos de fuerza.
El 22 de enero de 1904, en la playa de Daytona, Florida, Oldfield se puso al volante del Ford 999 modificado. Con determinación y valentía, Oldfield aceleró a fondo el auto y alcanzó una velocidad asombrosa: 147 kilómetros por hora. El público presente quedó atónito ante esta hazaña. Ford y Oldfield habían logrado lo imposible, superando el récord anterior por más de 20 kilómetros por hora. El éxito del Ford 999 en las carreras reavivó el interés de los inversores en la empresa.
A su vez, Henry fundó Ford Motor Company. Y esta vez, estaba decidido a hacer las cosas de manera diferente. A diferencia de sus empresas anteriores, que se enfocaban en autos de carreras costosos y exclusivos, Ford Motor Company tendría un objetivo claro: crear un vehículo práctico, asequible y duradero para las masas. Henry decía: “Construiremos un auto para la gran multitud”.
Convencido de que el éxito dependía de un diseño superior, Ford contrató a un equipo de jóvenes talentosos. Juntos, trabajaron incansablemente durante cinco años, creando y probando más de 20 prototipos.
Ford era un perfeccionista. No estaba satisfecho con nada menos que lo mejor. Una y otra vez, revisaba los diseños, buscando formas de mejorarlos, de hacerlos más simples, eficientes y duraderos. Finalmente, después de años de trabajo duro y dedicación, Ford y su equipo dieron con el diseño perfecto: el Modelo A.
Fue lanzado en 1903. Si bien no era perfecto, este auto marcó un hito en la historia de la industria automotriz. Era un vehículo simple, robusto y relativamente económico, lo que lo puso al alcance de personas que antes no podían soñar con tener un automóvil.
Sin embargo, Henry no era un hombre que se conformara con lo logrado. Siempre buscaba nuevas formas de mejorar sus productos y procesos. Un día, mientras viajaba a Chicago en tren, tuvo la oportunidad de visitar un matadero. Al observar cómo las reses eran procesadas en una línea de montaje eficiente, Ford tuvo una revelación.
Inspirado por lo que había visto, regresó a Michigan y puso en marcha su plan: Implementar la primera línea de ensamblaje móvil en la historia. Los trabajadores se ubicaban a lo largo de la línea, cada uno con una tarea específica que realizar. El chasis del auto se movía a lo largo de la línea, y cada trabajador agregaba un componente o realizaba una tarea específica. El resultado fue un aumento drástico en la producción.
Inicialmente, la fábrica era pequeña y sólo empleaba a unas pocas docenas de personas. Sin embargo, a medida que la demanda de los autos Ford aumentaba, la fábrica también crecía. Luego de un tiempo Ford Motor Company ya empleaba a más de 300 personas.
En 1906, Ford presentó al mundo el Modelo N, en el cual implementó por completo la línea de montaje en la producción. Como resultado hubo un gran aumento en la eficiencia y la productividad. Lo que hizo al Modelo N aún más accesible para el público y disparó sus ventas.
Hasta ese momento, la empresa dependía de proveedores externos para muchos de los componentes del auto. Esto le quitaba flexibilidad y control sobre el proceso de producción. Por lo que decidieron comenzar a fabricar sus propios componentes. Permitiéndoles mejorar la calidad, reducir los costos y aumentar la eficiencia en la producción. Además de esto, Henry descubrió el acero al vanadio. Este nuevo tipo de acero era unas tres veces más resistente que el acero tradicional, pero también era más ligero.
En 1908, Ford presentó al mundo el Modelo T. Una de sus características innovadoras era el uso del acero al vanadio en su chasis y carrocería, que hacía que el auto fuera más fuerte, duradero y ligero, lo que se tradujo en un mejor rendimiento y una mayor eficiencia de combustible.
El Modelo T fue un éxito rotundo, se convirtió en el auto más popular de su época. Su precio era muy accesible, lo que permitió que millones de personas pudieran finalmente cumplir su sueño de tener un auto propio. A solo unos días del lanzamiento, Ford recibió más de 15000 pedidos.
Eran tantos que la fábrica original de Ford en Detroit no podía satisfacer la demanda. Así que decidió construir una nueva fábrica en Highland Park, Michigan. Con una superficie de 35 hectáreas y capacidad para emplear a más de 30000 trabajadores, era la fábrica más grande y moderna del mundo.
Gracias a esto, Ford pudo aumentar significativamente la producción del Modelo T. En la fábrica original de Detroit, se tardaban 12 horas en ensamblar un auto. En la fábrica de Highland Park, el tiempo de producción se redujo a solo 90 minutos.
En 1914, solo seis años después del lanzamiento del Modelo T, Ford ya producía más de 300000 autos al año. Esta cifra era superior a la producción total de todos los demás fabricantes de autos combinados. El dominio de Ford en el mercado era absoluto. En 1916, la producción del Modelo T alcanzó un millón de unidades al año. Para ese entonces, aproximadamente la mitad de los autos en el mundo eran Ford.
Compra de acciones
Si bien la línea de montaje permitió a Ford aumentar significativamente la producción y reducir los costos, también trajo consigo algunos problemas inesperados. Los trabajadores de la línea de montaje comenzaron a aburrirse y a sentirse desmotivados. Realizar la misma tarea repetitiva durante horas les resultaba monótono.
Además, algunos artesanos consideraban insultante el hecho de que solo se les asignara una pequeña tarea en lugar de poder armar un auto completo. Como consecuencia, los trabajadores empezaron a dejar la empresa en busca de mejores oportunidades.
Para enfrentar esta crisis, Henry duplicó el salario mínimo de sus trabajadores a 5 dólares por día, una cifra muy alta para la época. Además, implementó una jornada laboral de 8 horas con una hora libre de descanso en el medio. Estas medidas no solo lograron reducir la rotación de personal, sino que también atrajeron a miles de nuevos trabajadores a la empresa.
Este éxito generó dudas en la competencia. Muchos creían que estas medidas insostenibles llevarían a la ruina a Ford Motor Company. Sin embargo, Henry estaba convencido de que un trabajador feliz y bien remunerado era un trabajador más productivo. Y su apuesta dio resultado.
La productividad en las fábricas de Ford aumentó significativamente, lo que le permitió seguir reduciendo costos y manteniendo su liderazgo en la industria. Además, muchas empresas se vieron obligadas a implementar medidas similares para retener a sus trabajadores.
El éxito de Ford Motor Company atrajo a muchos inversores, quienes buscaban obtener ganancias de la creciente popularidad de la empresa. Sin embargo, Ford no estaba contento con la interferencia de los inversores en la toma de decisiones. Por lo que compró todas las acciones de la empresa en circulación, convirtiéndose en el único dueño de Ford Motor Company, que en ese momento era la empresa automotriz más grande del mundo.
Henry nombró a su hijo Edsel como presidente de la empresa como un intento de asegurar el futuro de su visión. Sin embargo, no estaba dispuesto a ceder el control total de la empresa, lo que generó algunas tensiones entre padre e hijo.
Durante muchos años, el Modelo T fue el único auto que producía Ford Motor Company. Sin embargo, comenzaron a surgir nuevos competidores en el mercado automotriz, con autos más modernos, cómodos y con mejores prestaciones que el Modelo T.
Los ejecutivos de Ford Motor Company y su propio hijo, Edsel, le advirtieron a Henry sobre la necesidad de desarrollar un nuevo modelo de auto para competir con estos rivales. Pero él se negó a cambiar. Estaba convencido de que el Modelo T era el auto perfecto para el público en general y que no había necesidad de un nuevo modelo.
Las ventas del Modelo T comenzaron a caer y la empresa perdió terreno frente a sus competidores. Ante esta situación, Henry Ford se vio obligado a tomar una decisión difícil. Cerrar la producción del Modelo T.
Inmediatamente después, comenzó a trabajar en el desarrollo de un nuevo auto, que se llamó Modelo A. Era un auto completamente nuevo. Tenía un diseño más moderno, era más cómodo y contaba con mejores prestaciones que el Modelo T.
Para la producción del Modelo A, Ford decidió implementar un enfoque radical. Quería que su empresa controlara cada paso del proceso, desde la obtención de las materias primas hasta el ensamblaje final.
Si bien el enfoque de Henry en la verticalidad tuvo algunos beneficios, también generó problemas. La complejidad de la cadena de suministro y la falta de flexibilidad en la producción dificultaban la adaptación a los cambios del mercado. Además, no estaba tan atento a las nuevas tendencias del mercado como sus competidores.
General Motors y Chrysler, por ejemplo, lanzaron autos con diseños más innovadores y con características más atractivas para el público. Como resultado de estos factores, Ford Motor Company perdió terreno frente a sus competidores.
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En 1929, la Gran Depresión golpeó con fuerza a la economía mundial. Las ventas de autos se desplomaron, las empresas se vieron obligadas a cerrar y millones de personas perdieron sus trabajos. Ford Motor Company no fue una excepción, tuvieron que despedir a muchos empleados para poder atravesar la crisis.
A los 49 años, su hijo Edsel Ford murió de cáncer de estómago. La muerte de Edsel fue un golpe duro para Henry. Ya con 80 años, no tenía la energía ni la salud para liderar la empresa solo. Se vio obligado a buscar un nuevo líder para Ford Motor Company. Finalmente, en 1947, Henry Ford II, su nieto, asumió la presidencia de la empresa.
Ford hoy en día
Henry Ford murió el 7 de abril de 1947, a los 83 años. Su muerte marcó el final de una era en la historia de la industria automotriz.
Bajo el liderazgo de su nieto, la empresa experimentó un crecimiento sin precedentes. Se lanzaron nuevos modelos de autos exitosos, como el Mustang y el Thunderbird, y la empresa se expandió a nuevos mercados alrededor del mundo.
Sin embargo, la década de 1970 fue un período difícil para Ford. La crisis del petróleo y la competencia de las empresas japonesas lo afectaron seriamente. Para enfrentar estos desafíos, Ford Motor Company se reestructuró, se modernizaron las plantas de producción y se lanzaron nuevos modelos de autos más eficientes en combustible. En las décadas de los 80 y 90, la empresa se recuperó y volvió a ser rentable. Se lanzaron nuevos modelos exitosos, como el Taurus y el Explorer, y la empresa se expandió a nuevos mercados, como China y América Latina.
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En el nuevo milenio, Ford Motor Company ha enfrentado nuevos desafíos, como la crisis financiera global de 2008 y el aumento de la competencia por parte de las empresas tecnológicas. Sin embargo, la empresa ha logrado adaptarse a estos cambios y seguir siendo una de las más grandes del mundo. En la actualidad, está comprometida con la innovación y la sostenibilidad.
Ford Motor Company es una empresa con una larga y rica historia. Ha pasado por momentos difíciles, pero siempre ha logrado superar los desafíos y seguir adelante. Henry Ford, su creador, fue un visionario, un innovador y un líder que revolucionó la industria automotriz y cambió el mundo para siempre. Con su visión, permitió a millones de personas acceder a la movilidad.
Sus métodos de producción tuvieron un impacto profundo en otras industrias y ayudaron a dar forma al mundo moderno. Su historia nos recuerda que el éxito no es solo un destino, sino un viaje, un camino pavimentado con sueños, sudor y un espíritu inquebrantable.