Desde los rugientes motores V12 de los años 50 hasta la avanzada tecnología híbrida de hoy en día, veremos cómo han cambiado y mejorado los increíbles motores de la Fórmula 1. Prepárate para descubrir cómo la innovación y la ingeniería han llevado a la Fórmula 1 a ser la cima del automovilismo. ¡No te lo pierdas, comenzamos ya!
Los comienzos
Los motores de Fórmula 1 son los corazones tecnológicos de los coches más rápidos y avanzados del mundo. Diseñados para ofrecer la máxima potencia y eficiencia, estos motores han evolucionado enormemente a lo largo de los años.
Cuando la Fórmula 1 se inauguró en 1950, se utilizaron regulaciones técnicas que estaban basadas en las normas de los Grandes Premios previos a la Segunda Guerra Mundial. La Fórmula 1 heredó muchas de estas reglas, ya que proporcionaban una base sólida y familiar para la competición en los años de la posguerra.
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En esa primera temporada, uno de los motores más destacados fue el Alfa Romeo 158, apodado "Alfetta". Este motor fue desarrollado inicialmente en la década de 1930 y luego fue refinado para la competencia en la Fórmula 1.
El Alfa Romeo 158 tenía un motor de 1.5 litros sobrealimentado. Este motor en línea de ocho cilindros, a diferencia de los motores de 6 cilindros de la competencia, producía aproximadamente 350 caballos de fuerza, una cifra impresionante para la época. El Alfetta introdujo un bloque de aluminio, mucho más ligero y resistente a la corrosión, lo que redujo significativamente el peso total del monoplaza. También incorporó un doble árbol de levas en la cabeza, optimizando la apertura y cierre de las válvulas, mejorando la eficiencia del motor y aumentando la potencia.
En la primera carrera del Campeonato Mundial de Fórmula 1, el Gran Premio de Gran Bretaña, el Alfa Romeo 158 demostró su superioridad. Conducido por el piloto italiano Giuseppe "Nino" Farina, el Alfetta no solo ganó la carrera, sino que también dominó la temporada, llevándose la victoria en varias carreras y permitiendo a Farina convertirse en el primer campeón mundial de Fórmula 1.
Cambios en las regulaciones
En 1952, debido a la falta de competencia y la retirada de Alfa Romeo, la FIA decidió correr bajo las reglas de la Fórmula 2, permitiendo motores de hasta 2.0 litros. Esto benefició a Ferrari, que ya había desarrollado el Ferrari 500 para estas especificaciones.
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A diferencia de los motores de seis cilindros en línea que dominaban la época, el Ferrari 500 introdujo un innovador motor V12 a 60 grados, más compacto y ligero, que ofrecía una mejor distribución del peso, mayor suavidad de funcionamiento y un sonido más distintivo. Este motor producía alrededor de 185 caballos de fuerza a 7,500 rpm, lo que era bastante competitivo para la época. Para optimizar la mezcla de aire y combustible, el motor del Ferrari 500 contaba con tres carburadores Weber de doble cuerpo, que aseguraban una alimentación precisa y eficiente en cada cilindro.
A partir de 1954, cuando las reglas permitieron motores atmosféricos de hasta 2.5 litros, fabricantes como Mercedes-Benz introdujeron motores más potentes. El Mercedes-Benz W196, dominó en el 54 y 55. Estaba equipado con un motor de 2.5 litros en línea que producía alrededor de 290 caballos de fuerza a 8,500 rpm. El W196 fue el primer auto en utilizar inyección directa de combustible, que proporcionaba una mezcla de aire y combustible más precisa y eficiente, aumentando la potencia y reduciendo el consumo.
Juan Manuel Fangio, uno de los pilotos más talentosos de la historia de la Fórmula 1, se unió a Mercedes-Benz y ganó cinco de las nueve carreras de la temporada, asegurando el campeonato mundial de pilotos.
Nuevas limitaciones
Desde el 61 hasta el 65 se hizo un cambio significativo en las regulaciones, buscando reducir las velocidades y mejorar la seguridad tras los accidentes mortales de finales de los años 50. Limitaron la cilindrada de los motores a 1.5 litros, sin sobrealimentación.
Uno de los coches más emblemáticos de esta era fue el Ferrari 156, conocido como "Sharknose" debido a su distintiva parrilla frontal. Introdujo un innovador motor V6 a 120 grados, más compacto y ligero, que ofrecía una mejor distribución del peso, mayor suavidad de funcionamiento y un centro de gravedad más bajo, mejorando la estabilidad y el manejo. También implementó un chasis tubular de acero de nuevo diseño, más rígido y resistente que los utilizados anteriormente, lo que aumentaba la rigidez torsional del auto.
Más potencia y más velocidad
En el 66, la Fórmula 1 introdujo una nueva regulación que permitía motores atmosféricos de hasta 3.0 litros y motores sobrealimentados de hasta 1.5 litros. Este cambio marcó el comienzo de una nueva era en el deporte, llevando a un aumento significativo en la potencia y la velocidad de los coches. Uno de los motores más icónicos de esta era fue el Ford Cosworth DFV (Double Four Valve).
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Un motor V8 de 3.0 litros, con un ángulo de 90 grados entre los bancos de cilindros y cuatro válvulas por cilindro. En su debut, el motor producía aproximadamente 400 caballos de fuerza a 9,000 rpm. Incorporó un sistema de lubricación por cárter seco, que mantenía el aceite alejado del cigüeñal, reduciendo la fricción y mejorando la refrigeración del motor. El DFV fue diseñado para ser parte integral del chasis del coche, permitiendo una estructura más ligera y rígida.
Este motor rápidamente se convirtió en el preferido por muchos equipos de Fórmula 1 debido a su potencia, fiabilidad y costo relativamente bajo. Equipos como Lotus, McLaren, Tyrrell, Williams y Brabham utilizaron el DFV en sus coches.
La era dorada
Entre el 86 y el 88, la Fórmula 1 experimentó una era dorada de potencia y velocidad gracias a los motores de 1.5 litros turboalimentados. Estos propulsores generaban una potencia increíble, superando los 1.000 caballos de fuerza, y empujaban a los monoplazas a velocidades vertiginosas.
Un auto icónico de esa época fue el McLaren MP4/4. Su motor Honda V6 turbo se impulsaba con un turbocompresor Garrett AiResearch, generando una potencia de más de 700 caballos de fuerza en la configuración de calificación. Sin embargo, para cumplir con las nuevas regulaciones de la FIA, la presión de sobrealimentación se limitaba a 2.5 bares en carrera. También incorporó un sistema de inyección electrónica de combustible Weber-Marelli, que dosificaba la mezcla de aire y combustible de manera más precisa y eficiente.
Nuevas prohibiciones
Sin embargo, en el 89 se introdujo una nueva normativa que prohibía los motores turboalimentados y limitaba la cilindrada a 3.5 litros aspirados. Este cambio buscaba reducir la potencia y la velocidad de los monoplazas, y a la vez, fomentar la competencia entre diferentes fabricantes de motores.
Allí surgió el motor Renault RS16 V10 de 3.5 litros que impulsó al Williams FW14B a la victoria. Este fue el primer auto de Fórmula 1 en incorporar una suspensión activa, un sistema que utilizaba sensores hidráulicos para ajustar la altura y la rigidez de la suspensión en tiempo real, optimizando el rendimiento del auto en cada sección de la pista.
Menos potencia y menores costos
El 95 marcó un cambio en la Fórmula 1 con la introducción de nuevas regulaciones, que limitaban la cilindrada de los motores a 3.0 litros, tanto para configuraciones V10 como V12. Esta nueva normativa buscaba mantener el sonido característico de los motores aspirados a la vez que reducía la potencia y los costos. Esto debido a que la búsqueda de potencia llevó a los equipos a desarrollar motores cada vez más complejos y costosos, lo que generó una desigualdad creciente entre equipos ricos y pobres.
En esta época se presentó el Ferrari F2004, que incorporaba una innovadora suspensión delantera pull-rod, un sistema que ubicaba los amortiguadores y las barras estabilizadoras de forma horizontal bajo el chasis. Esto reducía el centro de gravedad del auto y mejoraba la aerodinámica. El F2004 era impulsado por un motor Ferrari 053 V10 de 3.0 litros, que era conocido por su potencia, fiabilidad y eficiencia.
Vuelven los V8
En 2006, la FIA decidió poner fin a la era de los motores atmosféricos de 3.0 litros y volver a permitir los motores V8 pero con una cilindrada de 2.4 litros. Esto fue con el fin de equilibrar el rendimiento y la eficiencia, reduciendo la potencia y el consumo de combustible en comparación con la era anterior de los motores V10 y V12.
Estas limitaciones dieron lugar a innovaciones como el RB7, uno de los primeros autos de Fórmula 1 en incorporar un sistema KERS, sigla de Kinetic Energy Recovery System. Este sistema recuperaba la energía cinética generada al frenar y la almacenaba en una batería para luego liberarla en forma de potencia adicional durante las aceleraciones. Proporcionando un aumento de potencia de hasta 80 caballos de fuerza durante 6.6 segundos por vuelta, lo que le daba al RB7 una ventaja significativa en las salidas y adelantamientos.
Una F1 más verde
En el 2014, la Fórmula 1 tomó un giro radical con nuevas reglas que lo cambiaron todo. F1 quería ser más verde y reducir las emisiones de CO2. Se buscaba que los motores fueran más eficientes y consumieran menos combustible.
Atrás quedaron los rugientes motores V8 para dar paso a un V6 turbo de 1.6 litros acompañado de un motor eléctrico silencioso pero feroz. Esta dupla creó un monstruo de hasta 900 caballos de fuerza, pero también trajo consigo complejidad, costos más altos y, para algunos, menos ruido y emoción.
¿Ha sido la era híbrida un éxito? En términos de eficiencia y tecnología, sin duda. Los motores consumen menos combustible, la pista se ha vuelto más verde y la F1 se ha colocado a la vanguardia de la innovación.
En cuanto a espectáculo y competencia, la opinión está dividida. Algunos añoran el rugido ensordecedor de los V8 y la simplicidad de los motores tradicionales, mientras que otros disfrutan de la potencia adicional, el KERS y la batalla tecnológica entre equipos.
¿Pero qué sigue? La FIA evalúa nuevas regulaciones para 2026, buscando crear una Fórmula 1 más verde, más competitiva, más emocionante y más comprometida con el futuro. Solo el tiempo dirá si estas nuevas reglas cumplirán con las expectativas, pero una cosa es segura: la F1 del 2026 promete ser una experiencia emocionante e innovadora.